“Son transformaciones que ya estaban emergiendo, pero ahora se han acelerado. Cambios a los que cualquier empresa puede adaptarse, aunque las pymes pueden hacerlo mejor que las organizaciones más grandes ya que son más ágiles y flexibles”, sostiene Cristóbal Álvarez, profesor de posgrado de la Escuela de Negocios ESIC, citado por el diario español El País.

La globalización ya estaba siendo cuestionada antes de la expansión del virus, pero la pandemia disparó la inconformidad sugiriendo replantear las cadenas globales de valor y de suministros, reducir la dependencia de países lejanos y retornar a la producción en proximidad.

La desglobalización, supone un retroceso en los flujos internacionales de mercancías, servicios, capitales y personas.

La transformación digital se torna inevitable. Las cuarentenas decretadas en varios países del mundo han acelerado el comercio electrónico, potenciando sus perspectivas. El confinamiento permitió la proliferación de servicios de delivery y el uso de medios digitales de pago ganó preponderancia.

“Quien no se suba al carro de la digitalización perderá facturación”, asegura Cristóbal Álvarez, profesor de posgrado de la Escuela de Negocios ESIC. Este proceso no solo pasa por vender a distancia, incluye también el control de la logística y la facturación, supone automatizar e informatizar muchas de las actividades de la compañía para mejorar la eficiencia.

La pandemia nos trajo la tendencia del teletrabajo, una modalidad que para algunos aumenta la eficiencia, pero donde lo que más se extraña es el contacto humano, compartir un café y leer los lenguajes no verbales que suelen transmitir más que las palabras.

“Es el momento de apostar por el capital humano, de valorar a las personas con las que contamos y replantearnos cómo mejorar su aporte a la empresa”, apunta Álvarez. La compañía que lo haga saldrá reforzada en una sociedad en plena transformación digital que no debe dejar atrás a los empleados.

El confinamiento cambió también los hábitos de consumo desenfrenado por otro más sostenible. Las personas han centrado su gasto en productos de primera necesidad y las reducciones en contaminación ambiental están generando profundos debates y reflexiones sobre la contribución personal y familiar al equilibrio natural del planeta.

“Los consumidores van a buscar opciones de calidad, sobre todo más saludables. Gastarán más tiempo y dinero en productos seguros y ecológicos”, dijo McKinsey & Company.

El concepto de la sostenibilidad se complementa con el compromiso social del sector privado, sobre todo después de que, por la emergencia de la pandemia, varias compañías cambiaron de rubro para elaborar barbijos, alcohol o productos de higiene necesarios durante la emergencia.

TENDENCIAS QUE IMPONE LA PANDEMIA

El fomento de la producción local, la digitalización de los procesos, el auge del teletrabajo y la sostenibilidad en la producción y el consumo son las nuevas tendencias económicas y sociales que la pandemia impone en el mundo, dice un informe de McKinsey &amp; Company.

El fomento de la producción local, la digitalización de los procesos, el auge del teletrabajo y la sostenibilidad en la producción y el consumo son las nuevas tendencias económicas y sociales que la pandemia impone en el mundo, dice un informe de McKinsey & Company.