El mundo ha reaccionado prontamente con recursos financieros a la pandemia tanto para atender la emergencia sanitaria como para disminuir su impacto en las personas y en las economías. Esos importantes volúmenes tienen origen en la reasignación de presupuestos locales, préstamos internacionales y donaciones de recursos externos.

Sin embargo, también paralelamente, en distintos países latinoamericanos han surgido denuncias sobre malversación de fondos, desvío de recursos, falta de transparencia en los contratos o desvíos en la distribución de las ayudas.

La corrupción resurge como una recurrente enfermedad en el continente, lo que se hace más explícito en momentos de emergencia en los que la ciudadanía exige respuestas ágiles por parte de los gobiernos. Tal urgencia ha llevado a las autoridades a aprobar mecanismos legales de excepción que muchas vecen dan pie a irregularidades.

Oscar Franco, Profesor de epidemiologia de las Universidades de Berna (Suiza. y Harvard), sostiene que, para evitar la corrupción se requiere una respuesta coordinada a nivel mundial que identifique dónde se requiere recursos y la forma de distribuirlos porque considera erróneo que se pretenda resolver localmente un asunto de dimensiones globales.

Christopher Sabatini, investigador principal para América Latina del Royal Institute of International Affairs, dice que es indispensable que los gobiernos dispongan de mecanismos de rendición de cuentas que aseguren la transparencia.

Remarca que la corrupción no radica solo en la manejo de recursos financieros, sino también en las donaciones de equipos e insumos se ofrecen como desinteresada ayuda y que sin embargo también constituyen acciones propagandísticas por parte de determinados gobiernos.

Nicolás Murillo, docente de la Universidad Externado de Colombia, señala que es necesario que las sociedades recurran a los mecanismos democráticos para obligar a los gobernantes a rendir cuentas.

Indica que la corrupción en las actuales circunstancias queda explicada por una lógica mercantilista a la que no le resulta extraño que no pueda aprovechar esta coyuntura de emergencia como cualquier otra para generar ingresos. “Vender artefactos a precios sobredimensionados responde a una lógica de mercado”.

“En una época de crisis como la actual, más que nunca, es importante garantizar que los recursos se utilizan para salvaguardar vidas y medios de subsistencia”, apunta el Fondo Monetario Internacional en su página digital.

CORRUPCIÓN EN TIEMPOS DE COVID-19