Los pagos por internet o por tarjetas han crecido en intensidad debido a la emergencia sanitaria. Esto ha obligado a que en muchos lugares los emisores de tarjetas hayan elevado los límites de los pagos sin contacto para evitar que los compradores tengan relación con un teclado, lo que permitió que los clientes aumenten el valor de sus compras.

Los consumidores urbanos recurrían con mayor frecuencia al pago con aplicaciones y tarjetas incluso en las compras más pequeñas. Sin embargo en las zonas rurales y en los países en desarrollo la mayor parte de las transacciones son efectuadas con dinero físico. El temor ante la transmisión de la enfermedad ha hecho que los consumidores reconsideren la forma en que compran y pagan. Los comercios y los restaurantes prefieren las transacciones digitales al efectivo para reducir la exposición de sus empleados al virus.

El banco central de China esterilizaba los billetes en las regiones afectadas por el virus. Muchos gobiernos están promoviendo los pagos sin el uso de dinero en efectivo por razones de salud pública. Las ventas por internet está potenciando el uso de herramientas digitales incluso para adquirir artículo básicos.

Ante esta nueva realidad, algunos bancos centrales europeos están considerando si las monedas electrónicas pueden remplazar al dinero en efectivo. El Banco de Suecia está probando la versión piloto de una corona digital, o electrónica, que podría conservar las funciones de una moneda respaldada por el Estado, señala el portal de Infobae citando un artículo del New York Times.

“En algunas economías, el efectivo todavía es importante porque sigue proporcionando un beneficio y una utilidad”, remarcó John Velissarios, de Accenture, misma que está ayudando a gestionar el proyecto del Banco de Suecia. No existe evidencia médica de que el dinero transmita el virus. Sin embargo, “las percepciones de que el dinero pueda propagar los patógenos podrían cambiar el comportamiento de pago por parte de los usuarios y de las empresas”, afirmó el Banco de Pagos Internacionales en un estudio reciente sobre el efecto del COVID-19 en el uso del dinero en efectivo.

Sin embargo, los analistas consideran poco probable que haya un retroceso en los usuarios en su nueva actitud frente al dinero físico, al menos mientras continúe la intensidad de la pandemia.

¿Fin del dinero físico?