Las perspectivas de la economía boliviana en 2024 no se pintan alentadoras
No son pocos los que insisten en la necesidad de un enérgico golpe de timón que evite duras consecuencias

Las perspectivas de la economía boliviana en 2024 no se pintan alentadoras

06/02/2024

No será fácil para la economía nacional.

Las perspectivas de la economía boliviana en 2024 no se pintan alentadoras y no son pocos los que insisten en la necesidad de un enérgico golpe de timón que evite duras consecuencias. 


Los organismos internacionales proyectaron para el país una tasa de crecimiento de entre 1,5% y 2,1%, ligeramente inferior a la del año recién concluido. El único diagnóstico optimista es el oficial que prevé una tasa de 3,7%, menor a la que el mismo gobierno había programado para el 2023. 


Los problemas son múltiples y complejos: un modesto crecimiento de la economía en los últimos años, el constante deterioro de las reservas internacionales, la falta de dólares en el mercado, menores ingresos por exportaciones, elevados costos de la subvención de los hidrocarburos, el alto gasto fiscal, las pésimas calificaciones internacionales -que complican el acceso a los mercados internacionales-, el creciente endeudamiento interno y externo, las evidentes limitaciones de liquidez en la economía. Las recientes instrucciones sobre austeridad en el sector público representan una admisión de que hay menos recursos. 


A ese complejo panorama se añadirá este año la conflictividad política, típica de un año pre electoral. En 2023 ya vivimos las fricciones protagonizadas por las dos alas del oficialismo y, en las primeras semanas de la nueva gestión, esos conflictos se han renovado haciendo prever que se intensificarán conforme avance el año y nos acerquemos a los comicios generales. 


El censo será otro tema de fricción. Los resultados poblacionales desatarán pugnas por la redistribución de ingresos regionales y la asignación de escaños parlamentarios. 


A eso se sumarán los conflictos de límites. La conflictividad regional estará a flor de piel. El tema del Pacto Fiscal retornará a la mesa de debate. 


Los sectores subrayan la necesaria una mayor coordinación entre los ámbitos público y privado. 


El panorama externo tampoco es alentador. Aunque el fantasma de la recesión global parece haberse esfumado, el crecimiento mundial -ya de por sí débil- está amenazado por las crecientes tensiones geopolíticas, particularmente en el Oriente Medio, la desaceleración del crecimiento en China, la lentitud del comercio mundial y unas condiciones financieras más restrictivas. 


Programa de salvataje 


“El panorama (en 2024) va a empeorar porque los problemas (de la economía) son estructurales. El saqueo del gas, la falta de dólares, el endeudamiento externo-interno excesivo son estructurales, no coyunturales. Me temo que la cosa se va a poner aún peor y Bolivia va a llegar a una crisis muy profunda tanto en la parte fiscal como de balanza de pagos. Lamentablemente, esto va a traer días complicados para el pueblo boliviano”, sostuvo el ex presidente Jorge Quiroga. 


“La única solución cuando uno tiene una crisis profunda estructural es con una inyección gigantesca de recursos externos para curar el tema de balanza de pagos con un programa de reducción fiscal a fondo”, remarcó Quiroga, tras añadir que para eso debe acudirse a los organismos internacionales. 


“Mientras más se tarde en implementarlo, más difícil y costoso y doloroso va a ser”, sentenció. 


Sincerar la economía 


“La cosa viene muy mal. Estamos próximos a tocar fondo. Va a haber una crisis muy fuerte porque se han hecho las cosas muy mal durante muchos años”, comentó el economista Antonio Saravia. 


“El único camino para no seguir yendo al precipicio es sincerar la economía. Eso significa eliminar el subsidio a los hidrocarburos, eliminar la burocracia, reducir ministerios y cerrar empresas públicas que pierden plata todos los días. Volvamos a la cordura y dejemos de comernos las reservas internacionales, que son el ancla de la estabilidad macroeconómica”, agregó el catedrático de la Universidad Mercer de los Estados Unidos. 


“Esa es la única solución y me temo que va a venir con un ajuste muy fuerte, pero la gente tiene que saber que si no se hace ese ajuste las cosas van a ir cada vez peor. Estamos llegando al final de la soga y va a ser muy difícil mantener la estabilidad en los próximos dos años”, concluyó. 


Un trabajo coordinado entre los ámbitos público y privado, así como el mayor esfuerzo para desterrar todos aquellos obstáculos que afecten el normal desenvolvimiento de la actividad productiva son los planteamientos coincidentes de los sectores económicos para la presente gestión. 


Industria 


Para la industria, la gestión 2024 es clave para reactivar la economía nacional y permitir que mejore el ritmo de actividad económica industrial. Los desafíos del próximo año serán superados sólo con un enfoque de coordinación entre el Gobierno y el sector privado. 


“Urge trabajar de manera coordinada con el Gobierno”, sostuvo Pablo Camacho, presidente de la Cámara Nacional de Industrias. 


Los industriales consideran necesario promover un entorno propicio para la inversión. Para ello sugieren concretar el negocio del litio por sus efectos multiplicadores sobre la industria y el comercio; modernizar las normas vinculadas a la inversión privada (Código Tributario, la Ley 843 de Impuestos Nacionales y Ley General del Trabajo); ajustar la Ley de Inversiones y la Ley Financial 2024 para posibilitar inversiones conjuntas entre públicos y privados mediante Sociedades Anónimas Mixtas (SAM); mejorar la logística y transporte para las exportaciones; combatir el contrabando y castigar los bloqueos. 


CAO


Ante la recurrencia de factores climáticos adversos, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) ha insistido sobre la necesidad de acceder a tecnología de última generación en maquinaria, equipos, insumos y genética. 


Un desafío sectorial es el ingreso de Bolivia al Mercosur. 

“El acceso a tecnología es uno de los factores más importantes que se necesita para que estemos en igualdad de condiciones con los productores de otros países del Mercosur. Ellos tienen varios eventos de tecnología agropecuaria que contribuyen a su competitividad, ayudan a reducir plagas y permiten enfrentar factores climáticos como la sequía o las inundaciones, mientras que Bolivia solo tiene autorizado un evento que además data de mucho tiempo atrás”, explicó Edilberto Osinaga, Gerente General de la CAO. 


La seguridad jurídica es otro tema vital en la actividad agropecuaria, mucho más cuando se han registrado recurrentes casos de toma de tierras y avasallamiento de propiedades con una débil reacción de las autoridades. 


“Eso preocupa y ahuyenta las inversiones porque uno apuesta a las inversiones de largo plazo para elevar la productividad que nos hace falta”, dijo Osinaga. 


Construcción 


La construcción espera alcanzar este 2024 un crecimiento de alrededor de 2,14%, superior al registrado en 2023, pero insuficiente para un sector que todavía no ha recuperado los valores de antes de la pandemia, según el análisis del Centro de Estudios Económicos y Desarrollo (CEED) de Cadecocruz. 


Javier Arze, Gerente General de Cadecocruz, aseguró que los riesgos continúan sesgados a la baja y que la confianza empresarial sigue situándose en niveles que anticipan una continua debilidad del gasto de inversión. “De persistir esta dinámica, la recuperación del sector construcción sería inclusive inferior a lo previsto”, declaró. 


El ejecutivo afirmó que el gobierno central debe crear un ambiente de estabilidad política y económica que proyecte seguridad jurídica al empresariado boliviano y que atraiga la inversión extranjera. Las perspectivas económicas mundiales tampoco son optimistas, ya que se espera que las condiciones generales se debiliten durante esta gestión. 

“Es necesario crear estrategias que involucren el accionar del sector público y del sector privado, optimizando la senda del crecimiento económico”, manifestó Arze. 


Frenar conflictos 


El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) pidió frenar la conflictividad que afecta el desempeño económico generando pérdidas entre productores, transportistas, exportadores, importadores, comerciantes y prestadores de servicios. 


“En 2023 se registraron en Santa Cruz 185 puntos de bloqueo con 211 días de restricción al libre tránsito. El alto nivel de conflictividad afectó a cerca del 60% del año, impactando negativamente a la economía, a la imagen internacional de Bolivia y al comercio exterior con resultados que saltan a la vista: bajo crecimiento del PIB, derrumbe de las exportaciones y retorno al déficit comercial, luego de tres años”, detalló Gary Rodríguez, Gerente General del IBCE. 


Lamentó que en las primeras semanas del 2024 hubo en Santa Cruz 8 puntos de bloqueo y 9 días de caminos interrumpidos. “Bloquear no es la mejor noticia para Bolivia que precisa con urgencia exportar y atraer capitales. Eso no nos ayuda el mostrarnos a nivel internacional como un país no confiable para invertir y hacer negocios”, sostuvo. 


El IBCE propuso extremar esfuerzos para evitar nuevos conflictos; gestionar con prontitud aquellos que estén en curso; y sancionar a quienes causen daño a la economía y a los agentes económicos.



Nota editorial: Por Grupo Nueva Economía · Última actualización 06/02/2024