Economista boliviano se gradúa de Harvard con reconocimiento y proyecta su carrera profesional
Se graduó exitosamente y lo reconocieron con el premio Raymon Vernon por el compromiso con el desarrollo internacional

Economista boliviano se gradúa de Harvard con reconocimiento y proyecta su carrera profesional

30/07/2024

José Miguel Molina se graduó de Economía en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Se desempeñó un tiempo en el área de investigación académica en temas como comercio internacional y mercados laborales; luego trabajó en el Banco de Desarrollo Productivo. Postuló a una maestría sobre administración pública y desarrollo internacional en Harvard y se graduó con reconocimiento.

Es un orgullo para el país el estudio y el reconocimiento que José Miguel Molina está logrando en Estados Unidos. Él tiene 29 años y es un economista boliviano que estudió una maestría en Harvard sobre Administración Pública y Desarrollo Internacional.


Se graduó exitosamente y lo reconocieron con el premio Raymon Vernon por el compromiso con el desarrollo internacional. El premio se entrega a un estudiante graduado de maestría que personifica mejor los valores como dedicación al desarrollo internacional, buena ciudadanía, excelencia académica y un gran potencial para liderar y contribuir al campo del desarrollo.


“Ha sido una experiencia increíble. Conocí gente de otros países, con vocación de servicio. Me di cuenta de mi identidad como latinoamericano y por eso mi motivación es trabajar en temas de la región, ya conociendo el contexto que está atravesando”, dijo Molina.



La maestría fue una beca que cubría el 80% de los gastos proporcionada por la facultad de John F. Kennedy, la escuela de gobierno de la universidad de Harvard. Concentró a profesionales que trabajaron en ministerios, bancos, centros de investigación y consultoras de todo el mundo.


Por tanto, describió que su aprendizaje de la maestría se vio complementado con la convivencia de sus compañeros, lo que le ayudó a tener otra perspectiva de la situación mundial y cómo funcionan distintos a nivel económico.


“Mi objetivo personal sería volver al país en algún momento, si es que se da la oportunidad”, expresó. Pero también tiene la intención de seguir formándose e implementar sus aprendizajes para ampliar su experiencia laboral a nivel internacional.


Latinoamérica y Bolivia: urgen políticas públicas a largo plazo


Con los conocimientos adquiridos en la maestría, manifestó que un tema recurrente en Latinoamérica es la dependencia de la exportación de las materias primas, que a la vez se convierte en un reto y la fuente de problemas, además de ser la razón de la falta de buenos empleos para los latinos.


Sin embargo, a nivel macroeconómico, dijo que hubo avances importantes en estos últimos años, ya que lo bancos han sabido actuar más rápido ante presiones de inflación, por dar un ejemplo.


Desde su perspectiva, hay mucho que hacer en la región y en Bolivia, particularmente, él apostaría por cambiar la matriz productiva, es decir comenzar a vender otros productos que generen más y mejores empleos.

“El reto es lograr hacer políticas de estado de largo plazo que faciliten la transición, pero depende mucho de la capacidad del estado, porque es difícil hacer este tipo de políticas en una coyuntura de polarización. Debemos empezar con reformas que sean pequeñas, pero consensuadas entre todos y en el marco de una visión de país”, recomendó.


En su visión, solo con esas políticas es que la región podría enfocarse a tener proyecciones. Si bien la exportación de materias primas es parte fundamental de las economías latinoamericanas, las políticas publicas deberían acompañarlas.  


Los retos de Bolivia en materia económica


Para Molina, el país tiene una gran oportunidad en cuanto a sostenibilidad: una visión importante es ¿qué puede hacer Bolivia para descarbonizarse, para conservar más? “Una segunda visión es ¿qué puedes hacer tú para descarbonizar el mundo?, me refiero a ¿qué puede hacer Bolivia para descarbonizar el mundo?”, interrogó.


Aclaró que la diferencia parece muy sutil, pero es fundamental.


“Uno puede decir, vamos a poner medidas, restricciones para que las empresas no contaminen mucho, y poner énfasis en eso. O, podemos decir, el mundo necesita litio, energías renovables, entonces nos vamos por este lado. Y lo que hagamos en ese campo va a tener un impacto mucho más grande”, ejemplificó.


Añadió que, en la región, el enfoque debería ser también en la adaptación a la crisis ambiental, más que a la mitigación.


IA y energías renovables: asignaturas pendientes para Bolivia  


Molina se refirió a dos puntos en específico que son asignaturas pendientes en el país, que las detectó mientras cursaba la maestría. Ambas, bien trabajadas, pueden ser una oportunidad para vender al mundo.


“Nuestra primera tarea es la Inteligencia Artificial, en cuanto a educación. Debemos pensar en qué rubros se puede incursionar con esa tecnología, qué difundir y popularizar como parte de programas de educación continua para los trabajadores”, explicó.


El otro punto que mencionó fue la generación de energías renovables, como la solar y la eólica, y la explotación del potencial energético para inversión extranjera. Si bien se debe desarrollar energía para el consumo propio, también hay que pensar qué se puede ofrecer al exterior.  


“El proceso de descarbonización implica tratar de electrificar lo más que se pueda y también que lleguen fuentes de energía limpias.  Eso va a crear una tendencia que las empresas busquen localizarse en lugares donde las energías sean más baratas y habría la oportunidad de atraer inversión extranjera”, concluyó.  


Nota editorial: Por Grupo Nueva Economía · Última actualización 30/07/2024