Balance 2023: "Estabilidad muy precaria"
La economía boliviana cierra la gestión 2023 con inestabilidad

Balance 2023: "Estabilidad muy precaria"

09/01/2024

Un resume junto al economista Antonio Saravia, profesor en la Universidad Mercer (USA).

La economía boliviana cierra la gestión 2023 con una estabilidad muy precaria y caminando hacia el precipicio porque no hay señales de un golpe de timón que permita enderezar el actual rumbo económico.


“Ha sido un año muy malo. El crecimiento fue bajo, no hay dólares y el tipo de cambio sigue subiendo en el mercado paralelo. Las reservas internacionales se agotaron, no hay plata para comprar diésel y gasolina, hay colas en los surtidores y no se les paga a los proveedores. Otro año en que el gobierno ha generado un déficit fiscal por encima del 7% del Pib, lo que significa que continúa gastando más plata de lo que ingresa en impuestos y eso nos sigue poniendo en una posición de deuda”, resume el economista Antonio Saravia, profesor en la Universidad Mercer (USA).


Explica que el país ha llegado “a un punto en que sus reservas están casi completamente agotadas y cuando se acaben, al gobierno no le va a quedar otra que emitir dinero sin respaldo y ahí se nos va a venir la noche porque eso significa hiperinflación”. Por eso, remarca que el país vive “una estabilidad muy precaria”.


Las reservas internacionales que sumaban 14.000 millones de dólares en 2014 están hoy apenas por encima de los 2.000 millones de dólares, de los cuales 486 millones son divisas (dólares) y el resto es oro que, por ley, no puede venderse. El panorama se hace más complejo con once años consecutivos de déficit fiscal, menor disponibilidad de gas para exportar a Brasil y Argentina, una deuda pública que sobrepasa el 80% del PIB (total deuda interna y externa), excesiva burocracia, empresas públicas deficitarias, un elevado presupuesto destinado al subsidio de los hidrocarburos (1.700 millones de dólares anuales), alta informalidad (85%), reducido número de contribuyentes formales (15%), un mercado laboral con grandes restricciones, además de inseguridad jurídica que desalienta las inversiones.


“Hay muchas señales de que el puchichi va a reventar y que la cosa viene muy mal”, señala el entrevistado tras comentar que la ciudadanía no parece

preocupada todavía porque la situación no es tan extrema como la de Argentina o Venezuela.


Saravia opina que el único camino para evitar el desastre es sincerar la economía: reducir el gasto, eliminar los subsidios, reducir la burocracia, disminuir el número de ministerios y cerrar empresas públicas, porque esto permitirá rebajar el déficit fiscal y aminorar la presión sobre las reservas internacionales.


Empero, el economista no percibe señales que permitan vislumbrar cambios. “El presupuesto del 2024 muestra que no hay un cambio de intenciones por lo que el próximo año va a continuar igual. Seguimos apuntando al precipicio”, subraya.


Es consciente de que el precio a pagar por un ajuste sería un incremento generalizado de precios con las consiguientes protestas sociales. De todas maneras, afirma que, con cualquier solución que pueda darse, “la crisis macroeconómica es inevitable”. Lo único incierto es cuándo llegará esa crisis.


“El futuro es lo contrario de promisorio. Estamos llegando al final de la soga y va a ser muy difícil mantener esta estabilidad en los próximos dos años. Va a haber una crisis muy fuerte porque se han hecho las cosas muy mal durante muchos años y, en algún momento, vamos a tener que pagar la cuenta. No creo que lleguemos al 2025 sin una crisis macroeconómica fuerte”, aseveró Saravia, quien es doctor en Economía.


Dice que la baja inflación que pregona el gobierno es artificial y que el país compra muy cara esa inflación debido al subsidio de la gasolina y el diésel (1.700 millones de dólares) con la consiguiente merma en las

reservas internacionales. Saravia duda que la industrialización sustituya los ingresos generados por el gas y considera que la industrialización con sustitución de importaciones es un espejismo, que ya fracasó en América Latina. “No estamos preparados, no tenemos la ventaja comparativa para hacer esas industrias. Son nidos de pegas para los militantes del partido y esas empresas nunca pueden producir algo que pueda competir en el mercado”, sostiene.


Finalmente, el economista estima que el gobierno pondrá todo su esfuerzo en evitar que la crisis se destape hasta el 2025 y mantendrá su nivel de gasto a fin de mostrar que la economía tiene liquidez. Dada la escasez de recursos, teme que se recurra de impresión inorgánica de dinero, lo que generaría inflación en el mediano y largo plazo. “Es lo peor que se puede

hacer”, concluye.

Nota editorial: Por Grupo Nueva Economía · Última actualización 09/01/2024