“En global vemos varios sectores que se están dinamizando importantemente y que con ello va aparejada la creación de empleo formal”, señaló el titular de Economía, Marcelo Montenegro.

Los sectores más dinámicos fueron los de minería con un crecimiento del 52,4%, construcción con 32,8%; transporte y almacenamiento con 22,6%; hidrocarburos con 14,8% e industria manufacturera con 10,7%. El desempeño del sector agropecuario tuvo un modesto desempeño con un crecimiento de 2,2% debido a problemas climáticos y sobre todo porque en 2020 no registró una contracción tan drástica como la experimentada por otras actividades.

Montenegro respaldó su optimismo mencionando otros indicadores como el incremento en el consumo de energía eléctrica, sobre todo del sector industrial (18%), la producción de cemento (29,6%) y las ventas facturadas de restaurantes (21,6%).

Detalló además que la tasa de desempleo urbano a julio se ubicó en 6,4%, lo que representa una reducción de 5,1 puntos porcentuales respecto a julio 2020 cuando este indicador se situaba a 11,6%. Destacó un aumento del 16,7% en la contratación en el sector urbano de la construcción y el crecimiento del empleo formal en un 28% durante el último año.

“Las medidas que hemos ido tomando para reactivar y reconstruir la economía están dando su efecto: el Bono contra el Hambre y también la decisión de volver a incorporar a la inversión pública como un elemento dinamizador. Desde noviembre de 2020 a la fecha se han invertido 1.887 millones de dólares”, remarcó la autoridad.

Otras ópticas

El último informe de la Fundación Milenio que alude a la fragilidad del entorno macroeconómico y la débil recuperación productiva, que se refleja en las altas tasas de desempleo, subempleo, precarización laboral y creciente informalidad.

“Con este telón de fondo, no sorprende que el ritmo de la reactivación se muestre débil, insuficiente y con fuertes contrastes entre los distintos sectores económicos”, indica ese análisis, que remarca que “el problema reside en que la recuperación de los sectores tradicionales (minería, hidrocarburos y agricultura) tropieza con limitaciones estructurales y coyunturales”.

Milenio sugiere que “la marcha hacia la reactivación económica y la retoma de una senda de crecimiento sostenido, con estabilidad fiscal, monetaria y financiera, plantea la necesidad de una política de liberalización de la economía para que la inversión privada nacional y extranjera y el potencial emprendedor de los bolivianos puedan crear nuevas oportunidades productivas y desarrollen una oferta exportadora robusta y diversificada que incrementen el empleo, el ingreso y el consumo de la población”.

Para la Cámara Nacional de Industrias, el crecimiento señalado para el sector (10,7%) está impulsado mayormente por los precios de las materias primas del sector externo.

“Las exportaciones industriales totales crecieron 77% producto del efecto precio en el mercado internacional. Este porcentaje de crecimiento es explicado únicamente con las exportaciones de oro metálico que crecieron 71%, soya 78%, estaño metálico 138%, plata metálica 99% y carne 130%. No teniendo el mismo comportamiento el resto de los rubros de la industria manufacturera del país”, explicó su presidente, Ibo Blazicevic.

El ejecutivo remarcó que el mercado interno industrial aún no se reanima, mantiene bajas cifras en sus ventas y experimenta una severa iliquidez, por lo que recomendó “un análisis por rubros de la industria para evitar porcentajes promedio que no muestran las particularidades por rubros o sectores productivos de la industria nacional”.

VARIAS MIRADAS PARA UNA SOLA ECONOMÍA