Manjar de Oro es un emprendimiento cruceño que comenzó como un pasatiempo de Ana Paola Bruun, quien comercializaba entre su círculo de familiares y amigos los chocolates que elaboraba. Después de un tiempo, la demanda de sus productos creció tanto que se vio obligada a abrir la primera tienda en casa de sus padres.

“El resto es historia. Nos hemos ido uniendo a ella muchas personas, profesionalizando las distintas áreas de la empresa y ayudando al crecimiento de la cadena de tiendas en todo el país. Actualmente generamos 45 empleos directos y alrededor de 100 indirectos”, relató Steve Nacif, CEO de Manjar de Oro y esposo de Ana Paola.

“Creemos que el factor diferenciador de nuestros productos es su sabor, las recetas únicas que acompañamos de una presentación diferente”, detalló Nacif.

Sin embargo, más allá del contenido de la repostería, detrás de la marca hay un respaldo de valores humanos.

El propósito de la marca es generar momentos de felicidad, convertirse en un lugar de encuentro, ser una expresión de afecto y transmitir sentimientos elevados. Inspirar ejemplos de rectitud y de calidad.

Desde la perspectiva del consumidor, el equipo de Manjar de Oro siempre está atento a cambios en los comportamientos y preferencias de los consumidores, tratando de ajustar la gama de productos, la conveniencia de los canales de llegada al cliente y el mensaje de marca en general.

La empresa enfrenta una etapa delicada batallando con presiones inflacionarias en los insumos.

Sin embargo, la empresa está decidida a mantener inalterables los precios finales de sus productos, sobre todo teniendo en cuenta la competencia y el contrabando existentes.

Manjar de Oro cree firmemente en que la búsqueda del rédito económico no debe ser el único objetivo de las empresas.

“Todas tenemos un impacto social y ambiental que debemos entender, estructurar y profundizar. El mundo que se viene sólo se entiende desde el impacto que tienen todos los actores de una sociedad y las empresas son un actor importante”, agregó el CEO.

El portafolio de productos Manjar de Oro es amplio, pues abarca desde bombones hasta helados premium, incluyendo tortas, manjar, cocoa, alfajores, galletas e incluso café.

“Para fin de año hacemos una renovación general de la oferta, tanto en diferenciación de productos nuevos, como en acomodo en la presentación de nuestras cajas de regalos tradicionales”, comentó el entrevistado.

En la actualidad, Manjar de Oro continúa con el plan de abrir puntos propios de venta en distintas ciudades, pero con un creciente enfoque en presencia en canales de distribución masivas.

“Estaremos realizando pruebas durante el 2022 para desplegar nuestra estrategia el 2023”, agregó el empresario. A partir de la experiencia de la empresa, dentro del sector de confección y retail de chocolates y dulces, Nacif considera que, en general, se ha ido retomando gradualmente el ritmo de ventas desde que tuvo que paralizar su actividad por la obligada cuarentena debido a la pandemia.

“Aún en 2021 las ventas se situaron por debajo de los niveles históricos. Dependiendo del segmento en específico, recién en la presente gestión se está retornando a los niveles de 2019”, dijo.

El empresario sostuvo “hemos vuelto a punto cero después de tres años de estancamiento”. Para un futuro más lejano, Nacif visualiza a Manjar de Oro como una “excusa” para llevar los sabores y los talentos de Bolivia hacia el mundo.

“Queremos estar presentes en plazas importantes fuera de nuestras fronteras, compitiendo con marcas globales”, afirmó.

Manjar de Oro, inició como “hobby” y hoy es una empresa consolidada

Manjar de Oro es un emprendimiento cruceño que comenzó como un pasatiempo de Ana Paola Bruun, quien comercializaba entre su círculo de familiares y amigos sus chocolates.