En 2010, se llegó al 55% de ocupación en zonas urbanas y se espera que en 2050 se llegue al 66%. Eso significaría que el sector agrícola debe ser más efectivo para producir mayor volumen de alimentos en menor superficie de terreno.

De acuerdo a la BBVA, estas zonas urbanas requieren 40.000 millones de toneladas de recursos y se espera que para el 2050 se necesiten 90.000 millones. Esto quiere decir que cada vez más personas habitarán en las ciudades y, por ende, se requerirán más alimentos. Es muy probable que en el futuro escaseen los recursos.

Una de las soluciones ante este inminente problema es la economía circular, aquella que intercambia el ciclo típico de fabricación, uso y disposición, a favor de la mayor reutilización y reciclaje posible. Cuanto más tiempo se usan los materiales y los recursos, más valor se extrae de ellos.

La economía circular propone cambiar la forma de producir y de consumir para poder tener un crecimiento económico, ya que la expansión del PIB se basa en un alto porcentaje en la extracción de materia prima de la naturaleza, pero esto llega a su punto límite.

Un problema que persiste

En su informe regional, la ONU Medio Ambiente advirtió que, en términos de gestión de residuos urbanos, un tercio de los residuos urbanos generados en América Latina y el Caribe todavía termina en basurales o en el medio ambiente.

Cada latinoamericano genera un kilo de basura al día; y la región en su conjunto, unas 541.000 toneladas. Esto representa alrededor de un 10% de la basura mundial. La perspectiva es que estos residuos continúen creciendo y que en 2050 se alcancen las 671.000 toneladas de desechos.

En su informe, “Perspectivas de la gestión de residuos en América Latina y el Caribe”, la ONU Ambiente señala que el 50% de residuos urbanos que se genera en América Latina es orgánico y el 90% de éstos no se aprovecha, por lo tanto termina en vertederos.

No obstante, algo que está ayudando a reducir este mal es el auge de emprendimientos para la recuperación de materiales, como el hierro y el plástico, además de iniciativas que tienen que ver con la reutilización de materiales, como botellas de plástico para cartucheras o nuevos muebles.

Algo más que sólo reciclar

De acuerdo a la Ellen MacArthur Fundación, la Economía Circular se basa en tres principios:

1. Eliminar residuos y contaminación desde el diseño.

2. Mantener productos y materiales en uso el mayor tiempo posible.

3. Regenerar sistemas naturales.

En pocas palabras, desacopla el crecimiento económico del consumo de recursos finitos. Es un concepto que va más allá de una gestión de residuos sólidos, que hasta ahora se ha enfocado principalmente en reducir-reusar-reciclar, ya que plantea un nuevo paradigma desde el diseño y manufactura de un producto hasta la transformación de éste, y amplía la cadena de valor de los materiales o productos reciclados una vez entran nuevamente al ciclo productivo.

Para migrar hacia una economía circular no sólo hace falta una política nacional que la impulse y una ciudadanía más consciente, sino, sobre todo, se requieren nuevos modelos de negocio. Ligado a esto, es necesario que los actores (públicos, privados y la academia) aporten servicios de apoyo para que los emprendimientos verdes puedan mejorar la calidad y cantidad de los productos o servicios que ofrecen, ser más eficientes en sus procesos y acceder a nuevos mercados.

ECONOMÍA CIRCULAR QUÉ ES, ¿QUÉ ES Y POR QUÉ ES IMPORTANTE?

Las ciudades están ocupando más espacios a costa de las zonas donde se producen alimentos. En 1900, las zonas urbanas o ciudades representaban el 14% de la ocupación del territorio.