En esta oportunidad estuvo como expositor Eduardo Gamarra, experto en Ciencias Políticas; como panelistas Jaime Dunn, experto en análisis financiero y mercado de valores y Vicente Cuéllar, Rector de la UAGRM. Como moderadora estuvo la destacada periodista Maggy Talavera.

El objetivo de este panel fue promover una discusión profunda sobre los obstáculos y desafíos que tiene Bolivia al enfrentar intereses políticos y a grupos que operan al margen de la ley.

Sobre esta base se desarrolló esta sesión, tomando en cuenta que la tensión entre lo lícito y lo ilícito en la economía no sólo afecta la estabilidad y el desarrollo sostenible de la nación, sino que también plantea cuestiones éticas fundamentales.

Para Gamarra Bolivia y muchos países de América Latina y el Caribe se enfrentan al fenómeno de lo ilícito, que pasa desde unas economías informales tan grandes que llegaron a ocupar cerca del 90% de economías, hasta la penetración del crimen transnacional organizado.

“Reemplazar estas fuentes de ingreso es algo sumamente difícil y Bolivia se encuentra en esta encrucijada. Por lo tanto, debe abordar una serie de desafíos para buscar oportunidades y, sobre todo, alternativas sostenibles”, manifestó, a tiempo de recalcar que cuando lo ilícito es tan productivo, se vuelve un tema realmente complejo, no sólo por los retos políticos, sino por

los desafíos estructurales a los que se enfrenta la economía boliviana.

En este sentido, el expositor nombró a cuatro desafíos principales:

El desarrollo económico en un contexto en el que Bolivia ha estado dentro de una economía profundamente arraigada en cuestiones ilícitas, lo que hace que tenga muchas dificultades para buscar alternativas económicas que logren, de alguna manera, crear el desarrollo económico sostenible.

“Esto, en gran medida, tiene que ver con que Bolivia sigue siendo un país netamente exportador de productos primarios, lejos de la gran retórica de la diversificación económica que se ha manifestado durante muchos años y que sí podría facilitar la adaptación a esa transición de lo ilícito a lo lícito. Cuando un producto ilícito sobrepasa al producto lícito se hace muy atractivo”, lamentó Gamarra.

El segundo desafío es sobre el contexto de lo ilícito, de la gobernanza y el Estado de derecho. Bolivia tiene una gran debilidad institucional y, al igual que en muchos países, ha habido mucha concentración en figuras políticas y en líderes específicos, lo que ha producido debilidad institucional acelerada, a pesar de enormes esfuerzos por construir una institucionalidad. “El enfoque sobre el individualismo hace que en Bolivia haya un esquema de corrupción muy grande, lo que se convierte en el obstáculo principal para combatir las actividades ilícitas”, agregó el experto.

Un tercer factor es el desafío del desarrollo urbano, puesto que en algunos sectores es producto de una relación con lo ilícito. “Esto ha tenido un enorme impacto sobre el desarrollo rural, precisamente donde se produce la mayor cantidad de producción ilícita y se depende de ésta para su subsistencia; por lo tanto, este sector es el menos dispuesto a hacer ese tránsito hacia lo lícito, porque hay una enorme economía ilícita que se desarrolla con la hoja de coca y debo reconocer la importancia que ha tenido la actividad ilícita para el desarrollo rural boliviano, vinculado a la producción de la cocaína”, destacó.

El último desafío se refiere a las actividades ilícitas relacionadas al narcotráfico, a la economía informal y a la minería ilegal. Esta última, además de ser perjudicial para la economía, ha causado enormes daños ambientales, como deforestación y contaminación de agua, amenazando la sostenibilidad. “Esta actividad ilícita cobra una importancia de gran envergadura no sólo por el impacto meramente económico y la apropiación de los recursos, sino el impacto medioambiental que está teniendo sobre el país”, enfatizó.

Conclusiones y lecciones aprendidas

Después de plantear los retos y desafíos que debe enfrentar Bolivia respecto a las diferentes actividades ilícitas que se desarrollan en el país, Eduardo Gamarra propuso algunas conclusiones y soluciones:

En primer lugar, se debe desarrollar un enfoque integral y a largo plazo, no sólo pensando en cada gestión de gobierno. Esto debe incluir diferentes aspectos referentes a seguridad, desarrollo económico y social.

Hay que dejar el extractivismo y ver cómo el país puede moverse hacia un modelo mucho más dinámico.

Para moverse de una economía ilícita a una lícita, es esencial la cooperación internacional, sobre todo, para combatir el crimen transnacional organizado.

Es importante pensar en alternativas económicas legales y sostenibles para las comunidades dedicadas a la producción.

Hay una necesidad de fortalecimiento institucional, lo cual es clave para tener un impacto en la transición de lo ilícito a lo lícito.

Por su parte, Jaime Dunn planteó que se debe reducir el tamaño y la influencia del Estado en nuestras vidas.

Además, subrayó que los incentivos económicos son fundamentales para promover la sostenibilidad en Bolivia. “La elección entre lo legal y lo ilegal pasa esencialmente por una decisión de carácter netamente económico”, dijo.

Vicente Cuéllar considera importante recuperar la presencia y el rol del Estado.

Por otro lado, enfatizó en que se necesita trabajar en un modelo que permita una gestión sustentable.

Y, finalmente, destacó que la seguridad jurídica es fundamental en el país.

¿Cómo lo ilícito afecta la transición hacia el desarrollo sostenible? #MEF2023

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